Las
peras del olmo
He aquí una expresión española (...)
que significa que en vano solicitaremos servicios o cosas
a alguien incapacitado o imposibilitado para ofrecerlos o
hacerlos.
En el otoño procede podar el olmo, para ello nada
mejor que contar con un profesional experimentado, buen conocedor
de su oficio. De él depende la vida del árbol
(…). Ramas cortadas equivocadamente evitaran que la
savia fluya de modo correcto, impidiendo su función
vivificadora.
Como en cualquier oficio, en el nuestro se precisan los mejores
profesionales capaces de indicarnos lo más conveniente
a nuestras necesidades igual que son capaces de aplicar productos
testados, garantizados por el tiempo, los mejores... Sin olvidar
a aquellos que dicen ser preferible un profesional mediocre
que un aficionado adelantado.
Vivimos en una época de confusión generalizada,
llena de contradicciones, incluso de contraindicaciones; etapa
propicia para quienes prefieren una buena duda a un mal axioma.
Es en estos tiempos en que sobran los triunfalismos, en los
cuales nuestra Industria de las Seguridades, a la que tanto
quiero y tanto debo, me permito sugerir, incluso recomendar
su defensa con uñas y dientes, no cedamos ante las
presiones de nadie, demos calidad en los servicios, continuemos
con nuestra inestimable aportación al bienestar de
la sociedad a la cual hemos servido siempre y serviremos con
total dedicación.
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